No todos los padres tenemos la suerte de tener hijos que se porten bien en cualquier situación o contexto. Durante esos días de vacaciones con tus pequeños existen siempre problemas y uno de ellos es este. Lidia con niños en vacaciones y que además se porten mal puede convertir una gran experiencia en una tortura. En el mundo de la educación no siempre se obtienen los resultados esperados, y se pueden vivir muchas situaciones no deseadas. Una de las cosas que se preguntan muchos padres es cómo lidiar con un niño pesado en vacaciones. ¿Y si no quiere hacer esto o lo otro? ¿Y si no para de darnos la lata?
Es una preocupación muy extendida y que trae de cabeza a muchos progenitores. Iremos al grano: no hay una solución mágica. Si un niño te da problemas en casa también te los dará durante las vacaciones. Sin embargo, sí que podemos utilizar algunas tácticas para minimizar los posibles problemas que se puedan ocasionar:
Tácticas para lidias con niños pesados en vacaciones
- De base, mucho amor: a los niños rebeldes no hay que dejar de darles amor y cariño, al contrario. Hay que demostrarles claramente que pese a que su comportamiento no es el deseado, no por ello dejamos de quererles. En vacaciones vas a pasar aún más tiempo que él y eso debe sentirse así.
- Toma medidas sin amenazar: a los niños les encanta jugar, sea de la forma que sea. Y cuando se nos vuelven rebeldes o pesados, debemos entenderlo también como un juego por su parte, en el que quieren sentirse protagonistas. No les des ese placer. Si consideras que tu hijo ha dicho o hecho algo punible, transmítele con tranquilidad y sosiego tu decisión al respecto. Sin gritar, sin menospreciar, sin insultar y sin amenazar. Si hay que castigarle, se le comunica con un tono neutro.
- Sé justo con él: el concepto de justicia lo podríamos debatir ampliamente, pero no le busquemos tres pies al gato. En la línea del punto 2, ya sea en vacaciones o en casa debes aprender a delimitar bien qué merece ser castigado y qué no lo merece. Porque en el momento en que tu hijo detecte decisiones contradictorias por tu parte, o basadas en impulsos, va a tener cada vez más motivos para hacerte menos caso.
- No compares: si durante tus días de vacaciones ves otros niños con comportamientos mejores, no compares. Cada hijo es un mundo y vas a necesitar retocar cosas y comportamientos diferentes en cada caso. Del mismo modo, no le digas a él que otros son mejores, sólo acrecenterás sus ganas de ser el centro de atención.
- No dejes que te amargue: tener un niño rebelde es sólo un problema más que puedes tener, y más que solucionable. Tus vacaciones no deben depender de ello, y debes dedicarte a saber disfrutar de tus días de descanso sin que esto te aflija. Con el tiempo, su comportamiento cambiará.
- Hazle sentir importante de la forma correcta: una cosa sería pasarle todo o reírle las gracias, y otra bien distinta es hacerle sentir que es importante para nosotros. ¿Cómo? Pues por ejemplo, dándole a elegir entre diferentes opciones. ¿Te apetece pasar el día en la playa o prefieres ir a este sitio? ¿Prefieres un italiano o un chino? Se trata de quitarle munición para una posterior queja o excusa por su parte. Él mismo se dará cuenta de la incoherencia de quejarse sobre las decisiones que se han tomado cuando él ha sido partícipe de ellas.
- Compartid actividades que sepáis que gustan a ambos: los niños pueden ser manipuladores, pero no tontos. Cuando ven que se lo pasan bien con vosotros, se dan cuenta de que hay una alternativa a ese estado de enfado permanente de los niños rebeldes. Con el tiempo, para él será más adictivo lo primero.
Si no tenías claro cómo lidiar con un niño rebelde durante las vacaciones, ahora ya tienes una idea mucho más clara. Como te hemos dicho, lo más importante es gestionar con tranquilidad todo tipo de situación, demostrando cariño y respeto, y siendo justos.
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